No caerás en el abismo
Ya se demostró que el planeta es redondo y que nadie caerá en el abismo por avanzar más allá de los límites de lo que ha conocido.
Hace varios cientos de años Cristóbal Colón te dejó un inbox: conquista un nuevo mundo, sal de tus fronteras imaginarias; ve más allá, que la riqueza está en los territorios vírgenes.
No le haces caso
Es cómodo no moverse mucho, quedarse en lo conocido y no explorar nuevos territorios. Emprender una conquista demanda energía, riesgo y liderazgo. Se supone que esas son las cualidades de un emprendedor, pero no las encontramos con frecuencia. La gran mayoría de emprendedores se queda sentado.
Esa es nuestra tragedia, parte de la pobreza que existe en nuestros países se explica por este hecho: los empresarios se quedan en su zona cómoda, en los lugares que conocen, vendiéndoles a clientes parecidos a ellos. Todo lo distinto los asusta y repele. Desconfían de la capacidad de consumo de las nuevas urbanizaciones, desconfían de la capacidad de pago de las personas que las habitan y se abstienen de mostrar su oferta.
Como un imán, el centro y los mercados consolidados atraen a los nuevos emprendimientos. En pocas cuadras todo se amontona. Por otro lado, extensas zonas de nuestras ciudades tienen una oferta rala. Aquí una paradoja de comportamiento. Si le hago esta pregunta a un empresario: qué prefieres, ¿ir a un lugar donde hay mucha competencia o a un lugar donde la competencia es casi inexistente? La gran mayoría dirá: me voy donde no tengo competencia. Sin embargo, en la realidad hacen lo contrario.
Los huevos de Colón
Hay que tener el coraje de Colón para lanzarse a la aventura de conquistar territorios nuevos, pero vale el esfuerzo; llegar primero, desarrollar una clientela en un vecindario desprovisto de los servicios y productos que ofreces solo garantiza fidelidad y crecimiento. Por otro lado, densificar la presencia de empresas genera dinamismo económico y desarrollo.
¡Atrévete!
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